Cámaras de cajón

Fueron muy populares en el siglo XIX y las variantes que usan película fotográfica en carrete fueron comunes entre aficionados hasta poco más de la mitad del siglo XX. Tienen la forma de una caja; de ahí el nombre y un objetivo muy simple que consiste usualmente en un lente menisco.

Generalmente no permiten regular la apertura o la velocidad de obturación, así como tampoco cambiar la distancia del foco, lo que las convierte en cámaras de foco fijo. Estas características las hacen útiles únicamente para la fotografía en exteriores en días soleados.

A partir de 1950 se comenzaron a comercializar las cámaras de cajón con flash, permitiendo la fotografía en interiores.

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